martes, 9 de agosto de 2011

Salarios, productividad y beneficios.

Informe de Manuel Lago, miembro del Grupo de Estudios Económicos de la Fundación 1º de Mayo, en el que se señala, entre otras cuestiones, que cualquier política que pretenda un aumento de la actividad económica tiene que utilizar los incrementos salariales como instrumento expansivo, con un evidente efecto multiplicador de la actividad. 

En primer lugar, los salarios son la principal fuente de ingresos de la mayoría de la población, ya que el mayor número de personas ocupadas lo están bajo la fórmula de asalariadas. En España, de cada cien personas ocupadas, ochenta y tres son trabajadoras por cuenta ajena. Como consecuencia lógica, incrementar los salarios en términos reales supone mejorar el nivel adquisitivo y el bienestar de la mayoría de la población.
En segundo lugar, los incrementos anuales en los salarios (y obviamente en el nivel de empleo) son determinantes en la variación del consumo y, por lo tanto, en las oscilaciones de la demanda interna, conformada por el consumo y por la inversión. Al mismo tiempo, la demanda interna es determinante en la evolución del crecimiento económico, es decir, en la evolución del PIB.

Por lo tanto, cualquier política que pretenda un aumento de la actividad económica tiene que utilizar los incrementos salariales como instrumento expansivo, con un evidente efecto multiplicador de la actividad. En el sentido contrario, una política restrictiva sobre los salarios —esto es, que crezcan por debajo de la inflación— provoca una contracción de la actividad, de la producción y, por tanto, del empleo.