sábado, 4 de agosto de 2012

Sr. Presidente, tengo una pregunta para usted.

Algo imperdonable hemos debido hacer los funcionarios para que nos baje el sueldo, aumente nuestra jornada laboral, nos reduzca a la mitad los días libres y Beteta abogue porque se nos racione el café (a corto plazo no contamos con cortes de luz, agua y gas, pero todo se andará). Como es de justicia que el múltiple castigo recibido guarde cabal proporción con los desatinos supuestamente perpetrados por nosotros, un repaso rápido a los fiascos más notables debería bastar para dar con la o las causas. Veamos. De los 23.465 millones de Bankia nos enteramos por de Guindos, o sea, que por eso no es.
Los agujeros de Caja Castilla-La Mancha, Caja de Ahorros del Mediterráneo, Banco de Valencia y las cajas gallegas tampoco porque se hicieron con taladros privados. Los casos Nóos, Malaya, Campeón, ERE, Gürtel, Palma Arena, ITV, Pretoria, Millet y ese largo etcétera de asuntos putrefactos fueron orquestados por individuos sin plaza de funcionario. Los aeropuertos de Castellón y Ciudad Real o el circuito de F1 de Valencia, por citar solo tres ejemplos, se aprobaron sin nuestra participación. Ninguno de nosotros votó los sueldos siderales de ministros, diputados, consejeros, concejales y alcaldes. No podemos formar parte de los defraudadores a los que Montoro recibe con los brazos abiertos, porque a nosotros él sí que nos controla la nómina... ¿Entonces, cuál es la causa, señor presidente?

(20minutos)